sábado, 16 de enero de 2016

Martes 9 de enero de 2016...

Una sensación muy especial nos invadía esa tarde al finalizar la tarea de la Copita en el CEI. Poder desplegar la actividad en esa cocina –para nosotros ‘gigante’- después de haberla esperado tanto y de soñar con ella de maneras tan diversas, generó sin dudas un aporte importante a esa especial sensación.

Ver y sentir a hermanos y hermanitos, hermanas y hermanitas, concentrados y absorbidos por la tarea que se había programado, erizaba los sentimientos, despejaba preocupaciones y nos estimulaba a pensar pronto en otra actividad, seguramente para curar ansiedades propias a través de las sonrisitas ajenas.

Tarde del martes 9 de enero de 2016... En la Copita comimos ensalada de frutas, peladas, cortadas y en algún caso trituradas por ellos, nuestras amiguitas y amiguitos que absortos y sorprendidos, inamovibles, ocuparon distintos espacios, para que ese preciado revoltijo se transformara en deliciosa ensalada. Seguro que nos quedamos con ganas de más, prometieron que se repetirá. Es que éramos el doble de lo esperado, decíamos para disculpas de todos...

Luego, momento de colectivas y profundas reflexiones, quedando todos obligados a pensar, conscientes que eso equivale a crecer, representando  la verdadera diferencia para nuestras vidas.

Oración de cierre y agradecimiento, la promesa de volver a vernos el viernes, juguetona despedida y adultos pensativos, estimulados, Cristianamente fortalecidos anhelando el próximo encuentro.
Una sensación muy especial... Muy especial. Mil gracias...

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